Annotations for "Poesía"
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27 de mayo, 1981 - AM | 10:25 - 15:15 |
Siempre vieron al pueblo como un montón de espaldas que corrían para allá como un campo para dejar caer con odio los garrotes. Siempre vieron al pueblo como el ojo de afinar la puntería y entre el pueblo y el ojo la mira de la pistola o el fusil. (Un día ellos también fueron pueblo pero con la excusa del hambre y del desempleo aceptaron un arma un garrote y un sueldo mensual para defender a los hambreados y a los desempleadores) Siempre vieron al pueblo aguantando sudando vociferando levantando carteles levantando puños y cuando más diciéndoles: “Chuchos hijos de puta el día les va a llegar”. (Y cada día que pasaba ellos creían que habían hecho el gran negocio al traicionar al pueblo del que nacieron: “El pueblo es un montón de débiles y pendejos —pensaban— qué bien hicimos al pasarnos del lado de los vivos y de los fuertes”.) Y entonces era de apretar el gatillo y las balas iban de la orilla de los policías y los guardias contra la orilla del pueblo así iban siempre de allá para acá y el pueblo caía desangrándose semana tras semana año tras año quebrantado de huesos lloraba por los ojos de las mujeres y los niños huía de espanto dejaba de ser pueblo para ser tropel en guinda desaparecía en forma de cada quién que se salvó para su casa y luego nada más sólo los bomberos lavaban la sangre de las calles. (Los coroneles los acababan de convencer: “Eso muchachos —les decían— duro y a la cabeza con los civiles fuego con el populacho ustedes también son pilares uniformados de la Nación sacerdotes de primera fila en el culto a la bandera el escudo el himno los próceres la democracia representativa el partido oficial y el mundo libre cuyos sacrificios no olvidará la gente decente de este país aunque por hoy no les podamos subir el sueldo como desde luego es nuestro deseo”.) Siempre vieron al pueblo crispado en el cuarto de las torturas colgado apaleado fracturado tumefacto asfixiado violado pinchado con agujas en los oídos y los ojos electrificado ahogado en orines y mierda escupido arrastrado echando espumitas de humo sus últimos restos en el infierno de la cal viva. (Cuando resultó muerto el décimo Guardia Nacional. Muerto [por el pueblo y el quinto cuilio bien despeinado por la guerrilla urbana los cuilios y los Guardias Nacionales comenzaron a pensar sobre todo porque los coroneles ya cambiaron de tono y hoy de cada fracaso le echan la culpa a “los elementos de tropa tan muelas que tenemos”.) El hecho es que los policías y los guardias siempre vieron al pueblo de allá para acá. Que lo piensen mucho que ellos mismos decidan si es demasiado tarde para buscar la orilla del pueblo y disparar desde allí codo a codo junto a nosotros. Que lo piensen mucho pero entre tanto que no se muestren sorprendidos ni mucho menos pongan cara de ofendidos hoy que ya algunas balas comienzan a llegarles desde este lado donde sigue estando el mismo pueblo de siempre sólo que a estas alturas ya viene de pecho y trae cada vez más fusiles. |
Poema |